La contaminación y polución en nuestra sociedad nos lastra a un escenario de mayores riesgos ante enfermedades y pandemias que se traduce en una mayor mortalidad o dicho de otro modo, menor esperanza de vida. Hay numerosos estudios que comparan los daños letales de la contaminación en el medio ambiente como el fumar. Los expertos constatan que los altos niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) perjudican enormemente la salud de las personas, afectando principalmente los ingresos hospitalarios y las consultas médicas, sobre todo de los enfermos crónicos respiratorios.

Un estudio de Harvard incluso ha asociado mayores niveles de mortandad de pacientes en la reciente pandemia del COVID19 con la polución del aire.

Así, vivir en entornos con un aire más limpio en la atmósfera permite no estar expuesto a enfermedades cardiovasculares y pulmonares con lo que la esperanza de vida de aquellas personas se incrementa.